10 de septiembre de 2010

Un sombrero lleno de cerezas

Oriana Fallaci era una mujer valiente. 

Nació en una familia sencilla de la Italia de Musolinni. Su padre, albañil, era un miembro activo de la resistencia antifascista  durante la Segunda Guerra Mundial, en la que fue capturado y torturado. Lo joven Oriana, que vivió de esta manera los acontecimientos de la guerra en propia carne, se alistó a Justicia y Libertad, movimiento resistente de su Toscana natal. 

Los años pasaron y la inquieta italiana se matriculó en la Facultad de Medicina de Florencia.  Estudié medicina porque el tío Bruno me decía que estudiar esa carrera me ayudaría a ser escritora —llegó a confesar la periodista—. En aquel tiempo, la universidad no era gratis: debía autofinanciarme, y comencé a escribir reportajes cortos para algunos diarios. Luego me quedé en el periodismo porque me permitía escribir”. En su destino no se dibujaba un escenario de fonendos y batas blancas.  

Inició una extensa carrera de periodista que la llevó durante años a ejercer reporterismo de guerra. La Fallaci,  una periodista lúcida, certera, implacable con los entrevistados, apuntó con su pluma a los Kennedy, Kissinger, Indira Gandhi, Jomeini, Gadaffi, Golda Meier o Mao Tse Tung, entre otros. Fue herida de bala en méjico, durante unas manifestaciones, en 1968, y amenazada de muerte varias veces. En los últimos años de su vida, la periodista, fallecida en 2006, además de luchar contra el cáncer de mama que la carcomía, y volcar sus feroces críticas contra el Islam (vivió en primera persona los atentados del 11-S), tuvo tiempo de escribir uno de los libros más impresionantes que he leído en mi vida, y que permaneció inédita hasta su muerte. 

Un sombrero lleno de cerezas es una obra prolija, documentada, producto de diez años de trabajo y de innumerables viajes persiguiendo las huellas de sus antepasados por todo el mundo. Por esta saga familiar desfilan agricultores ilustrados, marineros esclavistas, luchadores de la independencia de Italia, pioneras del oeste, clérigos, nobles y hasta prostitutas. Un fresco de personajes de carne y hueso, que sufren, aman, mueren y en definitiva arden, devueltos a la vida por esta extraordinaria mujer.  

http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/25976/Fragmento_de_Un_sombrero_lleno_de_cerezas

3 comentarios:

José R. González dijo...

Es curioso que le recomendaran estudiar medicina para poder dedicarse a escribir... ¡qué cosas! Muy buena reseña biográfica y recomendación literaria :) Un saludo de un nuevo seguidor.

José R. González dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
eMe dijo...

Hola José,
Agradezco tus palabras. Si has mirado un poquito el blog, verás que poca gente se anima a escribir, lo cual me apena. Tal vez, es que no hay polémica de por medio...en todo caso, me alegra que te hagas seguidor y quiero aleccionarte a que comentes lo que te venga en gana, aunque sea para bien... :)