12 de enero de 2010

Helen Folasade Adu

Musicalmente me crié a los pechos de los 80. Yo era muy pequeña pero mis hermanas y hermanos no paraban de comprarse los discos que pegaban en el momento, vinilos entonces, y a mí su música me encantaba. Era lo normal, supongo, igual que ahora a las niñas y niños de 6 y 8 años les gusta Beyoncé o los Black Eye Peas...
Pero los niños y niñas de antes teníamos más suerte. Porque los grupos de los 80 aspiraba a hacer música de verdad, de esa que dura y que no pasa de moda; la que corean generaciones y generaciones, y en muchos casos lo consiguieron.  Hoy más que la música lo que importa es hacerse famoso y ener uno o dos bombazos, excepto por unas honrosas excepciones...

En mi casa se escuchaba mucho a Sade; a una de mis hermanas le encantaba. A mis 9 añitos, con sus primeros éxitos a nivel mundial, yo me sabía todas las letras...¡en inglés!
Este año publican nuevo disco tras un parón de un montón de años. Pues su carrera ha sido pausada, llena de dentros y fueras, lo que no ha impedido que tengan un ejército de fieles seguidores. Y que hayan desarrollado un estilo propio e inconfundible, alejado de modas musicales.
Los vídeos de los años 80 rezuman ese estilo un tanto decadente y tan común a aquel momento, que hoy en día casi nos hacen sonreir...

Sade nunca ha dejado de parecerme una de las vocalistas más carismáticas del panorama musical. No sólo tiene una voz muy particular, negra, si, aterciopelada, también. Sino que por encima de todo Sade es imagen, una presencia inquietante. La nigeriana siempre me pareció un verdadera belleza aunque sus rasgos lo desmientan. Africana pero no demasiado; negra pero de un oscuro que casi lo desmiente. Es como uno de esos preciosos y raros animales que siempre están distantes. Siempre me ha recordado a las estatuas egipcias, con un pie adelantado, ligeramente hieráticas, fascinantes pero herméticas. Sin embargo, más allá de su clase o de sus formas de mujer, hablamos de una música entre el blues, la música negra, el jazz y una cierta fusión con lo latino, de melodías que no se olvidan y que se te meten por las rendijas. Ejemplo de ello es este increíble directo del temazo Smooth Operator con una Sade en estado de gracia, preciosa como una princesa nubia. 


1 comentario:

Aurora dijo...

Me sigue encantando Sade. Es elegantísima en su forma de cantar y aún la escucho cuando estoy tranquilamente en casa, relajada. Con el paso de los años los vinilos se han mutado en CDs, pero los temas son tan fantásticos como antes y no pasan de moda.

Me alegro de haber contribuido con mis gustos musicales de la juventud y de tu niñez a que seas la gran melómana que eres. Besos, hermanita.