25 de julio de 2009

Fashion Museum

Siempre he pensado que si en vez de Museo del Traje, se llamara Fashion Museum, tendría muchos más visitantes. Y eso que tanto las colecciones como el edificio y su singular entorno son dignos de más de una visita.

Este fin de semana he estado en el Museo del Traje, viendo una preciosa y cuidada exposición, 100% Siglo XX.

Cien trajes para los cien años del siglo, haciendo un repaso de la historia de la moda en el siglo XX a través de sus creadores más representativos desde Vionnet o Patou hasta John Galliano o Gianni Versace. La exposición, que os recomiendo, nos ofrece toda una reflexión sobre cómo ha evolucionado la moda femenina con los tiempos, los cambios sociales, la estética o la manera en que se muestran en los vestidos, los nuevos valores. Yo he constatado una verdad muy grande que dice mi madre, y es que ya no se hacen vestidos como los de antes y por eso ahora todos vamos hechos un desastre (Amén).

Pero si la moda os parece una frivolidad o esta exposición, un asunto de mujeres, os comento que hay unas cuantas buenas razones para dejarse caer por el Museo. El Museo del Traje ocupa las instalaciones del antes Museo Español de Arte Contemporáneo, en plena Ciudad Universitaria. Un edificio construido entre 1971 y 1973, diseñado por los arquitectos Jaime López de Asiaín y Ángel Díaz Domínguez, y galardonado en 1969 con el Premio Nacional de Arquitectura.

Y no es de extrañar, porque el museo ofrece un interesante juego de materiales, piedra, granito, cristal y metal, que podríamos decir, de un modo un poco pretencioso, precursor de un tipo de arquitectura que ha obtenido su mayor celebridad con ejemplos como el Guggenheim de Bilbao (salvando las distancias). Presenta unas líneas depuradas, casi minimalistas, y una articulación de espacios opacos y translúcidos que hacen de este edificio un juego constante entre dentro y fuera, entre sólido y vacío. Y entra en juego con un delicioso entorno de frescos jardines por los que da gusto pasear, que incluyen una fuente espectacular y un jardín aromático, en cuyas orillas está una de las mejores terrazas que puede haber en Madrid para disfrutar de la noche, la del restaurante Bokado, en el que por cierto todavía no he estado. Se admiten invitaciones... ;)



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