25 de junio de 2009

Recónditos

Inauguro hoy, con este post, una sección especial de lugares peculiares, escondidos, ocultos, de esos que tanto nos gustan de Madrid. Pequeños oasis de silencio y calma dentro de la barahúnda cotidiana de esta ciudad. Respiraderos, válvulas de escape, sitios en los que perderse un ratito de forma casual y no pretendida.

Uno de ellos, pequeñito, aunque a la vista de todo el mundo y replegado detrás de una pequeña puerta de verja, es el jardín del Príncipe de Anglona, en el corazón de La Latina. Realmente era el jardín del Palacio de Anglona, cuando este estaba habitado, aunque ahora es de titularidad municipal, para el solaz de la ciudadanía que, despistada, se tropieza con él.

500 metros de jardín dieciochesco para sentirse un poquito lejos de la realidad, para experimentar por unos minutos una vida diferente.

Lástima de horarios restrictivos. Sólo abren de 10 a 6.

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