Estos días se programa en Madrid una fabulosa exposición sobre el inclasificable pintor Eugène Delacroix (Caixaforum hasta el 15 de enero).
Delacroix, un artista relativamente poco conocido en España y del que dicen no se organizaba una exposición de estas características desde 1963, fecha de la antológica organizada por el Louvre en París.
Nacido en 1798, esta muestra ofrece una perspectiva diferente del Delacroix al que nos habían acostumbrado los libros: el de las grandes composiciones de tema histórico llenas de dramatismo y color. Cuadros de líneas nerviosas y expresivas naufragando entre mares procelosos y amasijos de cuerpos, brazos y piernas desmayadas en el fragor de la batalla. Estos cuadros están presentes en la exposición.
No obstante, junto a este enfoque del pintor, el extenso recorrido de la Fundación LaCaixa nos muestra a un retratista exquisito y pulido, a un paisajista que nos trae ecos impresionistas, a un pintor que también cultivó los pequeños formatos más intimistas pero no exentos de talento pictórico, y los temas románticos de la literatura.
Y los cuadros de fieras salvajes, de tigres casi humanos, de leones y otros felinos siempre vivos y vibrantes.
En definitiva, esta exposición nos invita adentrarnos en un mundo ignoto e inesperado que resulta ser un verdadero goce para los sentidos.
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