De todos/as es sabida mi pasión por el cine musical. Y si no lo sabéis, ya os lo digo yo. El musical es un género que ya no se estila, quizás porque el glamour del Hollywood dorado acabó, puede que porque no haya actores como los de antes o porque ya a nadie le interesa ver a los personajes en la pantalla grande dejándose llevar por el romanticismo y poniéndose (artificiosamente) a cantar y a bailar para expresar sus sentimientos.
No me importa. El musical de los Gene Kelly, Fred Astaire, Ginger Rogers, Cyd Charisse, Rita Hayworth, ha brindado a la historia del Séptimo Arte algunos de sus momentos más memorables. Y en lo personal, sigo viviendo momentos de alegría y felicidad viendo flotar, vivir, vibrar a todos esos actores que me llenan de esperanza e ilusión viéndoles.
Una de esas maravillas es Melodías de Broadway (The Band Wagon) deVincent Minnelli, una de sus mejores películas musicales junto con Un americano en París y Gigi. Recientemente tuve ocasión de verla en pantalla grande y, a pesar de que algunos aspectos de la película puedan parecer desfasados, ¡cuánta magia encierra este metraje! Y cómo nos quedamos colgados de ella, suspendidos y llevados hasta el finalsin apenas enterarnos, con un ritmo suave que te atrapa, y no te suelta, dejándote aturdida y contenta al mismo tiempo.
La película cuenta la puesta en marcha de un musical moderno con la presencia d eun recuperado "actor antiguo", el papel interpretado por Fred Astaire, que llega desde la soleada California a Nueva York y encuentra que todo ha cambiado demasiado, que él se ha vuelto quisquilloso y rígido, que no le gusta el teatro moderno de Broadway, en 1953, y que en definitiva, está mayor. Deambulando por las calles, se deja llevar por los ritmos frenéticos de la ciudad...
En el musical quieren involucrar a una bailarina de clásico, la más sensual, llena de clase y bella Cyd Charisse, con la que Astaire tiene más de un encontronazo profesional. Pero ambos aclaran sus malentendidos dando un paseo por el parque. No creo que nunca una falda fuera tan delicada, femenina y prodigiosa en cualquier otra película. No recuerdo tampoco un número musical tan expresivo y romántico de una manera tan sencilla.
Quiero enseñaros también el otro número imprescindible de esta película, rizando el rizo de número musical dentro del musical, con una Charysse más salvaje y peligrosa que nunca, y con una química inigualable entre ambos bailarines que siendo tan alejados en muchos aspectos, alcanzaron una armonía admirable en el filme.
Derroche de talento, buena música, belleza, diversión, y baile, mucho baile para uno de esos clásicos para ver una y otra vez. A disfrutarla.
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