Esta es la historia de una profesora responsable, violinista frustrada, espíritu libre, callada elegancia, silueta melancólica, que un buen día, en una de sus suplencias, conoce a un hombre.
No estaba destinados a gustarse, ni siquiera a encontrarse, pero cuando eso ocurre, se inicia una relación especial entre ellos.
Los sentimientos manan reposadamente.
Esta historia de amor que nos resulta tan familiar y que podría quedarse en anecdótica, alcanza dimensión de categoría en Mademoiselle Chambon, una tierna y preciosa película francesa, escondida en unas cuantas salas en v.o.s en Madrid. Un filme sereno y callado tejido de silencios y miradas en que Vincent Lindon y Sandrine Kimberlain se hablan aromoniosamente sin palabras. Y que nos recuerda al cine antiguo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario