Creo que en pocas ocasiones me he servido de esta tribuna para lanzar una soflama, para manifestar mi descontento. Pero en este caso, no puedo evitarlo.
Una mujer arrodillada debajo de una mesa transparente de plexiglás, con agujeros a los lados para respirar, como una mariposa a la que se le arrancan las alas y se clava en una tablita con un alfiler, viendo su lenta agonía.
Una mujer arrodillada debajo de una mesa transparente de plexiglás, con agujeros a los lados para respirar, como una mariposa a la que se le arrancan las alas y se clava en una tablita con un alfiler, viendo su lenta agonía.
Un cuerpo femenino a cuatro patas, cuya espalda sirve para apoyar las cervezas de los hombres.
Una mujer viva colgando de un arnés en un secadero lleno de jamones, con las nalgas marcadas con dos sellos de tinta, como una pieza más, dispuesta en salmuera.
Una mujer joven, de cuerpo terso, desnuda y silente, tumbada en una mesa, como bandeja humana para sushi crudo en un selecto ritual erótico-culinario japonés.
Todas mujeres jóvenes, a cuerpo descubierto o con escasas vestimentas que acrecienten el placer de maltratarlas, de hacer realidad con ellas las fantasías más retorcidas y morbosas.
Mujeres vulnerables y vulneradas, vejadas, objeto de escarnio, a las que se les ha arrebatado toda subjetividad y condición humana, reduciéndolas a un estado de deseabilidad, a las que hay que dominar y poseer, a las que se penetra y se viola - literal o metafóricamente -, sin contemplaciones, y lalas que luego se desecha, rotas y desmembradas, despojadas de su virginidad y de su dignidad, como muñecas inservibles.
Ejemplos y más ejemplos de barbarie infinita, de crueldad bestial, de una refinada capacidad de humillación, de la aniquilación física y simbólica a la que asistimos sin inmutanos en cualquier lugar del planeta, de día y de noche, por parte de los hombres hacia las mujeres.
Todas nuestras sociedades sostienen una lucha despiadada contra las mujeres.
¿Cómo quedarse al margen de lo intolerable?
¿Se puede mirar indiferentes, hacia otro lado?¿Se puede asistir al espectáculo continuo sin que nos den náuseas, sin que se nos revuelva el estómago, sin que se nos hinche la vena gorda de la cabeza?
¿Cómo ignorar sin clamar al cielo el sistemático genocidio de las mujeres, la violencia masiva y estructural que día a día nos golpea en las narices, haciéndonos sangrar?
Mujeres, compañeras, amigas, hermanas, caminantes todas de esta vida que nos ha tocado luchar juntas, ¿cómo podemos seguir aguantando esto?¿Por qué no hacemos ya la revolución y nos levantamos en armas? ¿Por qué no empezamos a decir NO, con la boca llena, con el puño en alto, con todas las letras, a cuerpo entero, con los ojos, con las manos, con la lengua, con todo nuestro ser? A voz en grito, a pleno pulmón, con palos, si es necesario con sangre.
NO a la tiranía de las máscaras, de los labios inflados de colágeno, de rostros estirados y deformados, sin personalidad, a los pechos postizos, a esa imagen de mujere que no somos nosotras.
NO, cuando quieren sexo y nosotras no.
NO, cuando quieren sexo y nosotras no.
NO, cuando no queremos hacer lo que se nos presupone, cuando nos rebelamos a nuestro destino social.
NO, cuando no queremos tener hijos.
NO cuando tratan de callarnos la boca, cuando nos interrumpen, cuando nos cuestionan, cuando critican lo que decimos.
NO, cuando no queremos tener hijos.
NO cuando tratan de callarnos la boca, cuando nos interrumpen, cuando nos cuestionan, cuando critican lo que decimos.
NO, cuando queremos estar solas, a nuestro aire y sin que nos molesten.
NO, si quieren controlar nuestra forma de ser, el largo de la falda, nuestra manera de hablar o no hablar, a nuestras amigas y amigos, lo que comemos, lo que sentimos, lo que soñamos, aquello a lo que aspiramos
NO, cuando no nos da la gana dejar de comportarnos como gamberras, saltarnos todas las barreras, ser nosotras mismas, ignorar los cepos de la imagen y de la belleza estereotipada, artificial, plastificada.
NO, cuando no nos da la gana dejar de comportarnos como gamberras, saltarnos todas las barreras, ser nosotras mismas, ignorar los cepos de la imagen y de la belleza estereotipada, artificial, plastificada.
NO cuando ya no queremos verles más.
NO cuando dicen algo desagradable sobre nosotras, o sueltan un topicazo, o hacen una broma de mal gusto, o vomitan un chiste malo sobre mujeres.
NO, si nos faltan al respeto, si ocupan nuestro espacio, cuando tratan de apabullarnos, cuando tratan de ocultarnos, cuando no nos dejan respirar.
NO, si opinan por nosotras. O si deciden por nosotras.
NO si nuestro salario es más bajo, si debemos ganar más, si queremos llegar arriba, si todos son hombres, si no nos dejan hablar, si no nos dejan reir, si nos ignoran.
NO, si quieren taparmos la cabeza, si quieren taparnos el cuerpo, los ojos, el pelo.
NO a cualquier clase de abuso, opresión, menosprecio, ocultación, infravaloración de lo que somos.
NO a cualquier clase de abuso, opresión, menosprecio, ocultación, infravaloración de lo que somos.
Siempre un grande, alto, claro, firme, rotundo NO.
¿Pensáis que exagero? Yo no lo creo.
1 comentario:
Yo no creo que exageres en absoluto. Es el pan de cada día.
El vídeo me ha parecido muy bueno para llamar a la puerta de aquellas mentes que piensan que todo vale y que no importa. Muchas veces me llaman exagerada, me han llegado a decir que estoy obsesionada y que veo cosas donde no las hay cuando me indigno con todo esto; cuando más me duele es cuando viene de una mujer, lo reconozco. A ver si se despiertan nuestras mentes aletargadas y luchamos de verdad.
GRACIAS.
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