24 de octubre de 2010

Dos

A comienzos de octubre, este blog ha cumplido dos años.

De hecho, he tardado bastante en escribir porque he estado sopesando seriamente dejarlo, abandonarlo. 

Después de todo, en la vida cualquier cosa tiene su caducidad, las fórmulas se agotan, todo tiende a ralentizarse, a convertirse en monótono, a perder frescura. 

Sin embargo, al final, pensando en mis persistentes ganas de expresarme escribiendo, acordándome de algunos posts que en estos dos años (que se dice pronto) he escrito y de los que ahora me enorgullezco, y pensando sobre todo en todas las personas, vosotras, vosotros, que estáis ahí detrás, en silencio, leyéndome, me he dispuesto a aguantar un poco más, a esforzarme un poco más, a seguir adelante, a pesar de algunas rachas de desánimo, que como brisas juguetonas, vienen esporádicamente a rondarme por la cabeza, para luego marcharse por donde vinieron. 

No sé si es afán de notoriedad, ínfulas o sencillamente que escribo para mantener la cordura. O para compartir tantas y tantas cosas que me estallan dentro como peta-zetas. Sea como fuere, espero que os guste.

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