8 de agosto de 2009

GATOSSS

Tengo una fijación con los gatos y no entiendo muy bien porqué.

Decir que es por su estética felina, elegante, silenciosa, sería una obviedad como un piano de grande. Afirmar que adoro los gatos porque tuve un precioso gato atigrado durante toda mi niñez y adolescencia hasta mi primera adultez (de los 5 a los 25 años), seria otra obviedad.

No voy a caer, por otra parte, en la petulancia de decir que me identifico con ellos por su independencia de carácter, su afición a la buena vida y su refinado sibaritismo (tampoco me haría ningún favor, cualquiera que haya tenido un gato sabe que son muy suyos, y que van a lo suyo, son fundamentalmente egoístas).

Creo que la misma fascinación que me producen a mí, se la producen mucha otra gente. Con esa mirada poderosa y ese cuerpo que es una perfecta máquina de cazar y...de matar. A veces he pensado si podría decir lo mismo de tener yo el tamaño de un pequeño roedor. Porque los gatos son los cazadores más letales de la naturaleza. Y luego, esa extraña mezcla entre dulzura y carácter arisco, ora zalameros, ora hoscos y huidizos.

Creo que me deformaron la cabeza en la infancia.
Recuerdo a Don Gato, un sibarita felino de tomo y lomo, y a Benito, el de la vocecita atiplada, con la desvergonzada pandilla que le hacía la vida imposible al poli, y esa musiquilla que sonaba cuando ponían los episodios (Top cat, creo que se llamaba, en gracioso juego de palabras). Recuerdo a Jinx, un gato naranja con muy mala leche y acento andaluz (¿quién tendría la surrealista idea?), persiguiendo a los tunantes de Pixie y Dixie, estos ambos con acento mejicano (?¿) al grito de "no os ehcaparéis, marditoh roedoreh...". Recuerdo a Tom, un gato bastante bobo, también detrás de su alter ego ratonil, Jerry. Cómo no acordarse de Silvestre y su obsesión por meterse en la boca a Piolín, el de "me parece haber visto un lindo gatito". Se me viene a la cabeza ese gatazo extraño y nipón de Doraemon, que me ha pillado un poco mayor pero me hace mucha gracia, el gato venido del espacio a casa del pillo Nobita. Y el gordo de Garfield, más vago que la chaqueta de un guardia, con su precursor Isidoro...Y pienso en esos encantadores gatitos, maneki-neko (Neko en japonés significa gato), con una patita levantada y basculante, que traen la buena suerte y que están en todas las tiendas de chinos de Madrid...

¿Por qué me gustarán tanto...? En fin, sin remedio, adoro los gatos...




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