23 de noviembre de 2008

OCNE, año cero

Hoy he tenido la fortuna de asistir al primero de los conciertos de la Orquesta Nacional de España (OCNE) a que asistiré este año, en el Auditorio Nacional. Un ciclo interesante que se articula temáticamente en torno al eje Poder, Guerra y Paz. 

Hoy la orquesta, comandada por un director muy solvente, Leonard Slatkin, programaba una pieza que William Walton, músico inglés, escribió para la película Enrique V, que protagonizara en su momento Laurence Olivier. El programa se completaba con la preciosa Séptima sinfonía de Beethoven, realmente marcial en varios de sus movimientos. Y el concierto para violín de John Corigliano, basado en la música que el mismo Corigliano compuso para la película El violín rojo, y que se llevó el Oscar a la mejor banda sonora original ese mismo año. 

El violín rojo cuenta la historia de un violín muy especial a lo largo de los siglos, un violín que su luthier pintó con la sangre de su mujer, que moría de parto cuando él acababa su obra. Y quién mejor para interpretar el concierto que la persona que lo grabó para el filme: Joshua Bell. 

Joshua Bell es un violinista extraordinario. Norteamericano de origen, creo que era la segunda o tercera ocasión que lo veía en el Auditorio, y la primera vez que, me llamó muchísimo la atención por su forma de comportarse en escena, con comodidad, una soltura poco habitual en un intérprete, mirando directamente al público y moviéndose al ritmo de la orquesta. Parace mentira pero Bell salió en todos los periódicos cuando en enero del año pasado, tuvo la genial ocurrencia de ponerse a tocar con su Stradivarius - por el que, por cierto, había pagado 4 millones de dólares -, en el metro de Washington. Nadie se paró a escucharle en los 45 minutos de concierto y apenas reunió 32 dólares. Sin embargo su talento está fuera de toda duda. Resulta pura expresividad y sus cualidades técnicas son indiscutibles. Ha sido un placer verle de nuevo en un concierto que yo desconocía y que necesitaría escuchar tres o cuatro veces para cogerle el punto. 

La Orquesta ha estado lírica y honda en la pieza de Walton, y su ejecución de la Séptima ha sido fantástica. Creo que es, de las de Beethoven, mi sinfonía favorita. Aquí dejo un vídeo con un pequeño fragmento musical de la película, interpretado por el propio Bell. 





No hay comentarios: