29 de noviembre de 2008

El Romanticismo hecho música

Hoy he asisitido a un concierto íntegramente dedicado a la obra de Brahms. En la primera parte la Orquesta Nacional de España ha interpretado para un repleto Auditorio Nacional el Concierto para violín y orquesta en re mayor, op.77, con el virtuoso Gil Shaham al violín. Y en la segunda parte la Orquesta se ha explayado y ha desplegado todas sus virtudes en una honda ejecución de la última sinfonía de Brahms, la número 4.   

Era la primera vez que veía a Shaham, que venía avalado por la fama de ser uno de los violinistas más destacados de su generación (nació en 1971) y dio muestras sobradas de su virtuosismo y de una técnica impecable, aunque yo diría que sin la garra o el apasionamiento de otros intérpretes. Sin duda, Joshua Bell, al que me refería en post anterior, es un violinista bastante diferente de Shaham, sin restarle a ninguno de los dos sus habilidades al instrumento...

Shaham utilizaba un precioso Stradivarius de 1699 denominado "Condesa Polignac". Siempre me ha hecho gracia que hablen de los violines como el que habla de un pura sangre... 

Mientras leía el programa de mano, pensaba en las curiosidades que tiene la vida. Brahms manifestaba un respeto casi reverencial a Beethoven, y el paso del tiempo hizo que este alemán alcanzara las cotas más altas de la composición musical de todos los tiempos... al menos, es uno de mis compositores favoritos...Y es por ello que os dejo este fragmento lírico y romántico de la Cuarta sinfonía, el segundo movimiento...

 

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