25 de octubre de 2008

El cementerio de elefantes


El jueves pasado, después de un día agotador y habiendo pasado por casa únicamente para dejar el tupper y asearme un poco, fui al primer concierto de esta temporada de la Orquesta de Radio Televisión Española. Y digo al primero, porque voy a ir a dos o tres. 

A priori, el programa era bonito. Eso serviría para no sucumbir al agotamiento a lo largo de las dos horas que duraría. El concierto para violonchelo de Lalo, la obertura de Benvenutto Cellini, de Hector Berlioz, la Pavana de Faure y finalmente, la Sinfonía en do mayor de Bizet. 

En lo musical, pienso que hablamos de una buena muestra de lo que los compositores franceses han dado al mundo. Una combinación de folklore, colorida música orquestal y un romántico lirismo. Simplemente muy bonito. 

Sin embargo, el Teatro Monumental estaba ostensiblemente vacío, no creo que hubiera ni un 60% del aforo cubierto. Yo iba sola y a mi alrededor había un vacío tan grande que mis aplausos resonaban solitarios contra el techo del patio de butacas. Y de la gente que había, un porcentaje notable era gente invitada y familiares de los y las intérpretes. Qué extraña me siento cuando todo lo que se ve de entre ese bosque de cabezas son cabellos canos, pelo blanco, calvas notables, gafas y bastones. Me siento tan pequeña y tan excepcional, siendo de las pocas jóvenes en el auditorio...A veces me pregunto qué pasará cuando esa gente mayor, septuagenaria, esos venerables ancianos, ya no vayan...

Os dejo, para comenzar a animaros a acudir a los auditorios, este pequeño video con la Pavana de Faure.



No hay comentarios: