29 de octubre de 2008

Annie Hall

Una de mis mayores debilidades cinéfilas de todos los tiempos, es este judío neoyorkino feúcho, neurótico y sentimental, quien, a fuerza de repetir su papel una y otra vez a lo largo de su filmografía, ha llegado a convertirse casi en estereotipo. Ya no sabemos si en la pantalla estamos viendo a Alvie, Harry, Isaac o Lenny, o al propio Allen. Confusión, por otra parte, fomentada interesadamente por el mismo Allen.

Adoro su particular y obsesivo sentido del humor, incisivamente intelectual, repleto de ironía y de diálogos chispeantes. Sexo, muerte, judíos y enfermedades, así como izquierdismo norteamericano y NY, son palabras recurrentes en su diccionario. 

Tengo la sensación personal de que en los últimos años ha perdido algo del pulso cómico, sin desdeñar Match Point o El sueño de Casandra. Pero no son filmes inolvidables como Annie Hall, que para muchos marca el incio de la época dorada de este cineasta. En este clip una muestra de WA en estado puro.  


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