Una de las exposiciones más interesantes que podemos ver estos días en Madrid es una muestra sobre el ya fallecido fotógrafo gallego Virgilio Viéitez.
Una retrospectiva de 250 imágenes, buena parte de ellas en blanco y negro, para la cual se han revisado más de 50.000 negativos fechados entre 1953 y 1980 y pertenecientes al archivo personal del fotógrafo. Y es que Vietiez se inició siendo joven en esta práctica. Natural de Soutelo de Montes (Pontevedra), donde nació en 1930, se compró su primera cámara a los 18 años, empezando a trabajar como ayudante de un fotógrafo catalán hasta el año 1955, en que regresó a su pueblo y montó un estudio fotográfico.
Durante los años 60 retrató a generaciones de gallegos, fundamentalmente del entorno rural, para sus carnets de identidad pero también en sus fiestas familiares, en las comuniones, en velatorios, esponsales y otras reuniones sociales que han dado lugar a un conjunto excepcional de fotografías, vivo testimonio de una España que ahora nos parece extraterrestre, pero que de alguna manera pervive en nuestros pueblos y en nuestras calles.
Espectacular el montaje, la selección de obras y la presentación de las mismas, en filas paralelas que desde la entrada, configuran un bosque de instantáneas, de caras a menudo desconfiadas, torvas, de rostros, mudos testigos de una realidad que se nos antoja un poco triste, algo sorda, sucia, fea y desesperanzada.
Debo confesar mi desconocimiento previo hacia la obra de éste al que, desde el día de mi visita a la exposición, considero como uno de los más grandes fotógrafos que conozco.
En Espacio Telefónica hasta el 19 de mayo. http://espacio.fundaciontelefonica.com/exposiciones/virxilio-vieitez/
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