Rachel es la hermana de Kim. Kim sale de un sanatorio de tratamiento en el que está ingresada para - suponemos - desengancharse de su adicción a la bebida y a sustancias varias, y vuelve a casa para asistir al enlace de su hermana. Kim llega y lo pone todo patas arriba.
Básicamente ese es el argumento de la última película de Jonathan Demme, que nos ofrece una visión nada complaciente de las bodas, y una perspectiva diversa, poco al uso, sobre las familias norteamericanas. Anne Hathaway es Kim, la desequilibrada protagonista de una familia bastante inadaptada, de esta cinta. Y lo hace muy bien, lejos de la imagen de chica buena y monísima de una buena parte de su filmografía. Debra Winger destaca con su belleza de mujer, su clase y su madurez interpretativa de entre un reparto muy a la altura.
Algo larga de metraje, la película resulta interesante, diferente. Una alternativa a la insustancialidad de la cartelera.
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