El Grooveshark es una pequeña maravilla. No sólo me permite, a diario, aislarme de los inconveniente spropios de una oficina diáfana y con forma de tubo, donde se oyen los comentarios a diez metros de distancia, sino que me está ayudando a conocer nuevos artistas o al menos, nuevos para mí.
Así apareció Rosalía, de la manera más tonta. Buscaba música brasileña y no sé qué suerte de casualidad me arrojó en sus brazos, como un náufrago se estrella en los brazos de una playa desierta.
Rosalía de Souza homenajea a los sambistas de toda la vida, a los clásicos brasileños como Jobim, Vinicius o al propio Tocquinho. Pero los ritmos de esta carioca nacida en 1966 se mezclan de otras cadencias más europeas, jazzísticas, hasta electrónicas, confiriéndole una elegancia y encanto muy particulares, y haciendo de sus temas melodías muy audibles, fáciles para todos los públicos.
No en vano, se ha hecho como cantante en Italia, sabiamente asesorada por Nicola Conte, el máximo exponente del acid jazz transalpino. En 2003 sacó su primer disco, Garota Moderna, y en 2009 vio la luz su tercer disco, D'improvviso, del que os dejo la pegadiza canción homónima.
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